04/10/2024
La Unión Europea ante catástrofes naturales: la respuesta comunitaria a las inundaciones en Europa central
Ante las graves inundaciones que han sacudido Europa central entre el 12 y el 16 de septiembre, la Unión Europea ha desplegado todo un sistema de apoyo material, humano y financiero para socorrer a los países afectados. La acción comunitaria se basa en tres pilares: Prevención de riesgos, reacción ante el desastre y asistencia para la recuperación son los tres. Analizamos cómo se implica la Unión Europea ante catástrofes naturales cada vez más frecuentes.

Europa central aún se está recuperando de la borrasca Boris que afectó la región  mediados de este mes. Las lluvias torrenciales que asolaron la zona, y las resultantes inundaciones, han provocado más de veinte víctimas mortales, el desplazamiento forzoso de miles de personas y el colapso de múltiples infraestructuras. Polonia, Eslovaquia, Chequia y Austria han sido los países más afectados por el desastre. Como consecuencia del cambio climático, catástrofes inusuales como esta podrían volverse cada vez más habituales, lo que obliga a la Unión Europea a desarrollar sistemas de prevención y de respuesta.  

¿Cuáles son los mecanismos de respuesta de la Unión?

 Un primer instrumento, el programa Copérnico ha sido desarrollado por la Comisión Europea en colaboración con la Agencia Espacial Europea y emplea enormes cantidades de datos procedentes de satélites y otros sistemas de medición (atmosférica, terrestre, marítima…) en tiempo real para proporcionar información a los Estados miembros. Durante la catástrofe natural, los Estados afectados pudieron contar con imágenes por satélite actualizadas y otros datos geográficos para monitorizar el avance de las inundaciones y coordinar mejor las operaciones de rescate.

En segundo lugar, el Mecanismo de Protección Civil de la Unión, activado por Chequia y Polonia, ha movilizado la ayuda de los demás Estados miembros para lidiar con los efectos más inmediatos de las inundaciones. Una vez que un Estado pide asistencia a través del Mecanismo, un centro de respuesta a emergencias monitoriza la situación y, con los recursos ofrecidos por otros Estados o por la propia Unión, coordina su despliegue. Por ejemplo, Chequia recibió cientos de deshumidificadores de sus vecinos, y Polonia solicitó el envío urgente de productos para tratar el agua, demanda que fue atendida rápidamente por Suecia. El mecanismo no solo se limita a la UE, sino que también ha sido puesto en marcha durante la guerra en Ucrania o el terremoto del pasado año en Turquía, entre otros.

Por otro lado, los Estados afectados por las inundaciones necesitarán respaldo financiero para hacer frente a los daños. Para ello existen dos vías: por un lado, el Fondo de Solidaridad puede aportar recursos para reconstruir las infraestructuras golpeadas (puentes, carreteras, ferrocarriles…). Dicho fondo se creó como reacción a varias inundaciones en Europa central en 2002. Sin embargo, dada la magnitud del desastre, es probable que los Estados miembros tengan que acudir a otras vías con objeto de paliar los efectos del desastre. Por ello, también se movilizarán los fondos de cohesión, destinados a los países con una renta nacional bruta por debajo de la media europea para reducir la brecha entre Estados miembros. Para el presente periodo 2021-2027, Polonia y Chequia forman parte de dicho grupo. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha sugerido esta semana que podrían invertirse hasta diez mil millones de euros.

Por último, la acción de la UE no solo se traduce en una respuesta a posteriori. Las inundaciones son los desastres naturales más comunes y costosos en el continente. Instrumentos como la Directiva 2007/60, de evaluación y gestión de los riesgos de inundación, compele a los Estados miembros a evaluar las zonas más vulnerables, valorar los riesgos existentes y reducirlos. Del mismo modo, la Nueva Bauhaus Europea intenta fomentar proyectos de desarrollo sostenible —sobre todo, en materia de arquitectura e ingeniería— para incorporarlos a la agenda pública. Por ejemplo, la restauración de espacios inundables modificados por la acción humana (mediante diques o barreras, entre otros) les permitiría absorber más agua. En ese sentido, uno de los proyectos en curso más ambiciosos se está desarrollando en el Bajo Danubio, entre Bulgaria y Rumanía. ​


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