La Construcción europea
La construcción europea es un proyecto único que ha logrado que los Estados europeos hayan superado un pasado marcado por el conflicto y desarrollen conjuntamente un nuevo marco común de entendimiento político, económico y social. El singular valor que la Unión Europea representa, como ejemplo de superación de la división, así como de esfuerzo para la consolidación de un continente pacífico y próspero, le ha valido el reconocimiento del Premio Nobel de la Paz 2012.



La Unión Europea surgió del anhelo de paz, así como del hastío del conflicto en que la II Guerra Mundial sumió a los países europeos. Dado que las confrontaciones que desde la Guerra franco-prusiana se habían venido desarrollando en el continente tenían a Francia y Alemania como protagonistas, se dispuso la creación de una asociación que incluyendo a estos dos países pusiese en común la producción de dos sectores industriales esenciales: carbón y acero. Por tal motivo se fundó, con el Tratado de París (1951), la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), embrión de la actual UE y que englobaba a Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo.

Seis años después, con la firma del Tratado de Roma (1957), estos mismos países constituyeron dos nuevas comunidades, una de carácter sectorial (Comunidad Europea de la Energía Atómica/EURATOM) y otra como marco de políticas comunes (Comunidad Económica Europea/CEE). Un año después, el Parlamento Europeo se reunió en Estrasburgo por vez primera.

En los años 60, se produjo la fusión de los órganos ejecutivos de las tres comunidades europeas, se creó la Política Agraria Común (PAC) y se concluyó el desarme arancelario constituyéndose una unión aduanera. Tras la adhesión, en 1973, del Reino Unido, Dinamarca e Irlanda, se introdujo el sufragio universal directo para la Eurocámara en 1979, año en el que también entró en vigor el Sistema Monetario Europeo (SME).

Los años 80 estuvieron marcados por la adhesión de Grecia (1981), España y Portugal (1986), y por la reforma del Tratado de Roma mediante la firma del Acta Única Europea, por la que la CEE pasó a llamarse Comunidad Europea. El Tratado de Maastricht o Tratado de la Unión Europea (1992) supuso la articulación de la Comunidad Europea en torno a tres pilares: el comunitario (Político, Económico y Monetario preexistente), la cooperación en Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), así como Justicia e Interior.

El 1 de enero de 1993 se hacía realidad el mercado interior consagrado en el Acta Única Europea de 1986. La libre circulación de personas, de bienes, servicios y capitales constituyen los cuatro pilares del mercado único. Tras la adhesión de Suecia, Finlandia y Austria (1995), en marzo de ese año entró en vigor el Tratado de Schengen -entre España, Portugal, Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Holanda- sobre supresión de fronteras interiores (al que ya pertenecen todos los países de la UE excepto Bulgaria, Rumanía, Chipre, Irlanda, Reino Unido y Croacia). Asimismo, el Tratado de Ámsterdam (1999) modificó el de Maastricht ampliando los derechos de ciudadanía europea y la cooperación en materia de empleo y creó el cargo de alto representante del Consejo para la PESC que se convertiría, con el Tratado de Lisboa, en alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

En diciembre de 2000, se aprobó el Tratado de Niza, modificándose después para adaptarlo a la nueva ampliación de la Unión con diez nuevos candidatos (República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia, Lituania, Letonia, Estonia, Chipre y Malta). Además, se aprobó la Carta de Derechos Fundamentales. En 2002, tras entrar en circulación el "euro" en doce países, entre ellos España, se puso en marcha la Convención Europea encargada de redactar una Constitución, presentada oficialmente en 2003.

En mayo de 2004, tuvo lugar la mayor ampliación de la UE con el ingreso de diez países procedentes principalmente del este de Europa. Ese mismo año, los Veinticinco firmaron en Roma el Tratado que establecía una Constitución para Europa, pero el rechazo de Francia y Holanda en sendos referendos supuso el abandono del proyecto.

En 2007, los 27 Estados de la Unión -tras la adhesión de Rumanía y Bulgaria- acordaron negociar un tratado de reforma. A tal fin se firmó el Tratado de Lisboa (2007) a partir del cual quedaron institucionalizados el Consejo Europeo (con un presidente permanente por dos años y medio, renovables por un segundo mandato) y la figura del alto representante/vicepresidente de la Comisión, así como un Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) compuesto de funcionarios de las instituciones y miembros de los servicios diplomáticos nacionales.

Asimismo, el Tratado ha suprimido los tres pilares de Maastricht y ha generalizado el procedimiento legislativo ordinario dotando al Parlamento Europeo de nuevas competencias legislativas y haciendo ganar a la Comisión Europea en eficacia e independencia.

Como consecuencia de la crisis financiera que desde 2009 vive la eurozona (constituida por diecinueve de los veintiocho actuales Estados miembros), todos los países de la UE (a excepción del Reino Unido y República Checa), sellaron su compromiso con la disciplina presupuestaria mediante la firma del Tratado para la Estabilidad, la Coordinación y la Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria.

Esta crisis hizo avanzar en una serie de instrumentos para fortalecer la UEM y evitar crisis similares en el futuro. En el ámbito financiero: una unión bancaria con la creación del Mecanismo Único de Supervisión (2013) y el Mecanismo Único de Resolución (2014), y el establecimiento del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en 2012 que tiene como finalidad apoyar financieramente a los Estados miembros de la zona euro que experimenten graves problemas de financiación y recapitalizar de forma directa y en último recurso a las entidades bancarias de la Eurozona. En el ámbito presupuestario también se ha avanzado con la adopción de los llamados “six pack” y “two pack” para aumentar la supervisión fiscal de los Estados miembros, y más especialmente de los Estados pertenecientes a la zona euro; y la entrada en vigor, en enero de 2013, del Tratado Internacional sobre Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la UEM, que fue firmado por 25 Estados miembros, todos excepto Reino Unido, la República Checa y Croacia.

La vis atractiva de la Unión sigue intacta, con la adhesión de Croacia el 1 de julio de 2013 como miembro número 28. La perspectiva del ingreso en la familia europea supone un estímulo general de reformas, testimonio de la fuerza modernizadora y pacificadora de la Unión Europea, que es su mayor éxito y su garantía de futuro.





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