De acuerdo con las estadísticas del EUROSTAT, los bosques ocupan más del 43,5 % del suelo de la Unión Europea, y son una parte esencial para la salud y el bienestar de todos sus ciudadanos. A lo largo de los años, los bosques han desempeñado un papel muy importante en nuestra economía y en nuestra sociedad, ya que crean empleo y proporcionan alimentos, medicinas, materiales y agua limpia, entre otros.
Pero, por importantes que hayan sido en el pasado, son esenciales para nuestro futuro. Dependemos de ellos para el aire que respiramos y el agua que bebemos, y su rica biodiversidad y su sistema natural único son el hogar y el hábitat de la mayoría de las especies terrestres del mundo. Además, los bosques son un aliado natural a la hora de adaptarse y luchar contra el cambio climático, y desempeñarán un papel esencial en la conversión de Europa en el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050.
La pérdida de cubierta forestal se ha acelerado en la última década como consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos y el aumento de la explotación con distintos fines económicos. El cambio climático ha puesto de manifiesto vulnerabilidades antes ocultas que agravan otras presiones destructoras como las plagas, la contaminación y las enfermedades, y afectan a los regímenes de incendios forestales, lo que genera unas condiciones en las que el alcance y la intensidad de los incendios forestales en la UE aumentarán en los próximos años, como ya estamos pudiendo comprobar.
Es por ello que, el 16 de julio de 2020, la Comisión Europea adoptó una nueva Estrategia forestal de la UE para 2030, la cual se incluye en el paquete de medidas propuesto para lograr una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos un 55 % de aquí a 2030 (Objetivo 55/“Fit for 55") y la neutralidad climática en 2050 en la UE. Esta nueva estrategia, que sustituye a la de 2013, establece una visión y una serie de acciones concretas para aumentar la cantidad y la calidad de los bosques en la UE y reforzar su protección, su restauración y su resiliencia. Las acciones propuestas aumentarán la captura de carbono gracias a la mejora de los sumideros y las reservas, contribuyendo de este modo a la mitigación del cambio climático.
En primer lugar, la Estrategia empuja a los Estados miembros a proteger de forma estricta los bosques primarios y maduros, a restaurar los bosques degradados y a garantizar su gestión sostenible con el fin de preservar los servicios ecosistémicos esenciales que ofrecen los bosques. La estrategia promueve prácticas de gestión forestal más respetuosas con el clima y la biodiversidad, hace hincapié en la necesidad de mantener el uso de la biomasa leñosa dentro de los límites de la sostenibilidad y fomenta una utilización eficiente de la madera.
Al abordar conjuntamente los aspectos sociales, económicos y medioambientales a través de la combinación de medidas normativas (como la Ley de la Restauración de la Naturaleza), financieras y voluntarias, la estrategia forestal pretende garantizar la multifuncionalidad de los bosques de la UE, destacando en este sentido el papel fundamental que desempeñan los silvicultores.
Para seguir apoyando una bioeconomía forestal sostenible para un futuro climáticamente neutro, la Estrategia propone medidas para la innovación y la promoción de nuevos materiales y productos que sustituyan a sus equivalentes fósiles, así como para impulsar la economía forestal no maderera, incluido el ecoturismo. De este modo se procura sustituir, en la medida de lo posible, materiales y productos fósiles por otros circulares de larga duración que son más valiosos para el almacenamiento de carbono y la economía circular.
La Estrategia también se centra en la reforestación y forestación sostenibles, y va acompañada de una hoja de ruta para la plantación de, al menos, 3.000 millones de árboles adicionales en la UE de aquí a 2030. En la Unión Europea, se estima que han crecido casi 300 millones de árboles cada año entre 2010 y 2015. Ahora, el objetivo es duplicar estas cifras para llegar a 600 millones de árboles cultivados al año. Para conseguir este objetivo, la Comisión Europea y la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publicaron la herramienta de datos “MapMyTree", que registrará y mapeará cada árbol que se plante en Europa con el objetivo es aumentar la superficie forestal y la resiliencia de la Unión Europea, mejorando la biodiversidad y ayudando a mitigar y adaptarse al cambio climático.